Leandro Ramella se suma al cuerpo técnico de Uruguay con Magnano.
Al margen de que también formó parte del grupo de principales actores de la noche, los jugadores de ambos equipos que participaron en el superclásico, el dueño de la previa fue Juan Esteban De la Fuente.
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El escolta de Quilmes recibió varias distinciones muy especiales, pero acaso la más inesperada tuvo que ver con el aplauso que también le tributó la parcialidad de Peñarol cuando fue convocado al centro de la cancha para recibir sus reconocimientos. Un lindo gesto para resaltar.
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Recibió plaquetas alusivas a su reciente medalla de oro en los Juegos Olímpicos de la Juventud en la disciplina básquet 3×3. Una del HCD, entregada por el secretario de Gobierno, Alejandro Vicente, y varios concejales.
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Otra de la subcomisión del hincha y finalmente una de la comisión directiva del club, que le acercaron el presidente Jorge Unzué y el secretario Marcelo Jiménez, junto a la gran sorpresa: su camiseta con el 10 en números dorados.
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Emocionadísimo, el pibe de 17 años se sacó la casaca que tenía puesta y se puso la flamante con el “10 de oro”. Y la estrenó anoche mismo, porque ingresó a poco de terminar el primer cuarto.
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El entrenador marplatense Leandro Ramella, quien todavía no tenía equipo para dirigir en Argentina, afrontará en un mes un gran desafío para su carrera. Convocado por el cordobés Rubén Magnano, se unirá como asistente técnico al seleccionado de Uruguay, que participa en las eliminatorias para el Mundial de China 2019.
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De todas maneras, el entrenador surgido en Kimberley y que dirigió a Quilmes en el ámbito nacional, trabajará únicamente para las fechas de las ventanas FIBA, porque los jugadores no están a disposición de los seleccionados fuera de esas fechas.
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Ramella, antecesor de Bianchelli en Quillmes, presenció el superclásico muy cerca de Oscar Sánchez, quien aunque hace varias temporadas que no dirige, continúa siendo el entrenador con más superclásicos dirigidos (36).
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Si bien el marco de público fue muy bueno, y seguramente motivo de envidia en otras canchas de la Liga, no alcanzó la concurrencia del primer superclásico de la temporada. De cualquier manera, ambas parcialidades le pusieron su habitual cuota de calor y color.
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Los “milrayitas”, con paraguas/sombrillas azules y blancos y tubos inflables en los mismos tonos. Y los “tricolores” enarbolaron esos mismos cilindros inflables con los colores rojo, blanco y negro y largas banderas con los colores del club.